Carpeta de obra:
En tiempos en los que son tan comunes las cámaras fotográficas y los teléfonos celulares, cuando las selfies se han convertido en un acto de identidad y de confirmación de presencia, la pintura de retrato emerge como un gesto disruptivo y casi anacrónico. Cuando la inmediatez y la gratuidad de los procesos generativos de la Inteligencia artificial parecen llevarnos al ideal vanguardista de que todos podemos ser artistas, el proceso pictórico parece arcaico, con sus ritmos dependientes de las viscosidades del material y esa cadencia entre cada pincelada que va del lienzo a la paleta y de la paleta al lienzo.
Y es que la pintura contemporánea trasciende la mera reproducción, destacando su esencia como una forma de representación y creación íntimamente ligada a la intención del autor. Cuando el artista se enfrenta al lienzo o al papel en blanco para retratar a otro ser humano, está más allá de la representación de rasgos físicos. En cada trazo y en la elección de cada color, el pintor se sumerge en la esencia de la persona, buscando capturar no solo su apariencia, sino también su humanidad, su historia y su ser interior.
El retrato artístico contemporáneo ha sobrepasado la mimesis renacentista, y se entiende más como una reflexión plástica ante el modelo, y ante el autor, pero también ante el contexto histórico-social y ante el propio proceso pictórico. No solamente existe una búsqueda formal, casi poética, sino que también existe un compromiso desafiando la simplicidad aparente de la representación visual contemporánea. Más allá de la destreza técnica y la búsqueda de la fidelidad fotográfica, el artista se enfrenta a preguntas éticas fundamentales. ¿Cómo representar la autenticidad en un mundo donde la imagen superficial predomina? ¿Cuál es la responsabilidad del pintor ante un entorno contemporáneo saturado de propuestas estéticas diversas? Surge así una poética que se conecta con la ética del proceso pictórico, donde el artista no solo plasma una imagen, sino también sus propias reflexiones, interpretaciones y valores en cada pincelada.
La presente muestra conjunta una serie de obras cuyo eje discursivo principal es el retrato, en las que se parte precisamente de estas ideas, tomando como referencia el término de antropoética, que surge de la visión contemporánea de un ser humano inmerso en sus dimensiones como individuo-sociedad-especie. Es una visión de la ética en un ser humano hiperdiverso, comprendiendo su identidad terrenal, su ciudadanía global y el destino planetario del género humano. Es una ética que va más allá del individualismo y de la localidad, para situarse dentro de un entorno contemporáneo. Y de esa misma manera, la pintura contemporánea también busca capturar la complejidad de la experiencia humana en un mundo saturado de imágenes efímeras.
En esta exposición, presentamos obras de varios artistas contemporáneos, cada uno con una trayectoria distinta, pero todos unidos por el objetivo común de mantener viva la exigencia contemporánea de crear arte que ante todo, sea una propuesta reflexiva y comprometida con la realidad del ser humano en sus dimensiones como individuo-sociedad-especie. Buscamos reflexionar acerca de esta relación formal-material-estética dentro de un contexto contemporáneo, donde lo global del arte está vinculado con la gran variedad de propuestas estéticas materiales, formales, conceptuales o accionistas, entre muchas otras y en el que tampoco puede mantenerse la idea de un arte puro, idealizante e inmaculado, sino que la pintura contemporánea, al igual que el arte es más que nunca, el reflejo de una sociedad convulsiva, transformante y que cuestiona los valores de épocas pasadas.
Artristas participantes:
Ashes77
Marcela Arias
Aleva Ibarra
Ximena Mendoza
Eduardo Muñoz